Este significativo domingo 9 de marzo, en la fresca mañana que prometía un día especial, el obispo de la diócesis de Ebibeyín y administrador apostólico de la diócesis de Bata, Mons. Miguel Ángel Nguema Bee, llevó a cabo la instalación del Padre Bernardo Nsi como nuevo párroco de la parroquia María Reina.
El evento tuvo lugar a las 11:00 de la mañana, cuando un buen número de feligreses se reunió, llenando la iglesia con un ambiente de expectación y alegría. La ceremonia no solo marcó la llegada de un nuevo líder espiritual, sino que también simbolizó la continuidad y el fortalecimiento de la fe en la comunidad local. Durante la solemne ceremonia, tras la lectura del nombramiento que resonó con un profundo significado, el Padre Bernardo Nsi se arrodilló ante el obispo, donde recitó con fervor la profesión de fe y realizó la promesa de fidelidad a la Iglesia, comprometiéndose a servir a los fieles con dedicación y amor.

Este acto, que iba más allá de un simple ritual, fue un momento de conexión espiritual, donde la comunidad pudo sentir la llegada de un nuevo guía. A continuación, se dirigió al altar para firmar el juramento de fidelidad juntamente con el Obispo, un compromiso que resalta la importancia de la lealtad a los principios y enseñanzas de la Iglesia.


Después de las firmas, como un símbolo de su nueva responsabilidad, se llevó a cabo el rito de toma de posesión de los lugares de celebración, un acto cargado de significancia que se realizó en un orden preciso: primero la puerta de la iglesia, donde el nuevo párroco expresó su apertura a todos los creyentes; luego el campanario, que llama a la comunidad a la oración; seguido del bautisterio, el lugar de inicio espiritual; la sede penitencial, donde se ofrece el perdón; el altar, centro de la liturgia; la sede presidencial, donde se guían los servicios; y, finalmente, la capilla de la reserva eucarística, símbolo del sacrificio y la presencia de Cristo entre su pueblo. Este ritual no solo reafirma el rol del nuevo párroco, sino que también fortalece la conexión colectiva entre la iglesia y la comunidad, preparando el camino para un nuevo capítulo en la vida parroquial.




Desde el comienzo de la ceremonia, se podía sentir la energía vibrante en el aire, un testimonio palpable del deseo de todos los asistentes de abrazar este nuevo liderazgo. Mientras el obispo guiaba los ritos sagrados, muchos en la congregación intercambiaban miradas de esperanza y emoción, reconociendo que cada uno de estos momentos es parte esencial de su viaje espiritual compartido. El rito de toma de posesión, que es tan simbólico como práctico, también cuenta con una historia rica en tradiciones que se han transmitido a lo largo de los siglos. Cada lugar que el Padre Bernardo Nsi visitó durante la ceremonia representa no solo un espacio físico, sino también los aspectos significativos de la vida de la comunidad. Al tocar la puerta, su simbolismo se extiende más allá de la apertura a creyentes; es una invitación a aquellos que pueden haber estado alejados, recordándoles que la iglesia es un refugio abierto para todos.

El momento en el campanario, donde el repique de las campanas resonó 12 veces a través de Bata, no solo marcó el inicio de su misión pastoral, sino que también se convirtió en un llamado jubiloso a la comunidad, animando a los feligreses a unirse en una vida de oración más activa y comprometida. Así, la ceremonia fue mucho más que el simple cambio de liderazgo; fue un encuentro espiritual profundo que dejó una marca imborrable en los corazones de todos los presentes. La conexión que se estableció no solo entre el nuevo párroco y los feligreses, sino también entre la comunidad en su conjunto, promete abrir un diálogo enriquecedor sobre cómo pueden trabajar juntos para ser un reflejo de la fe activa en la sociedad contemporánea.
